Miel de Retama Orormiel Carmen Barroso
La miel de Tenerife es tan diversa como sus paisajes. Su color, generalmente ámbar, puede variar desde tonos muy claros hasta oscuros, reflejando la riqueza de su origen floral. En nariz y boca ofrece una sinfonía de aromas y sabores que van desde lo suave y floral hasta lo intenso y especiado, dependiendo de la altitud, el clima y las plantas predominantes.
Su textura también varía, aunque tiende a cristalizar de forma natural, una señal de su pureza y calidad. Esta miel se produce en diferentes zonas de la isla —costa, monte y cumbre—, y cada una aporta matices únicos. Muchas de ellas son multiflorales, pero con el carácter marcado de una flor dominante, lo que las hace aún más especiales.
Más que un endulzante, es un tesoro natural que encierra el alma del paisaje canario.