Bodegas Ferrera nace en los años 40, con la compra por la familia Ferrera de la Finca Las Vigas, situada en un enclave único, a 1.000 metros de altura sobre el nivel del mar, en medio de una gran lengua de lava volcánica, en el Valle de Güímar. Tomás Ferrera, fundador de la bodega, ejecutó a mano la obra más bonita de nuestra finca: las paredes de piedra seca. Durante años subió cada día con su mula (aquí se llaman 'bestias') para levantar piedra a piedra las paredes que sostienen los canteros donde aún, a día de hoy, sobreviven las cepas de nuestras variedades autóctonas.